domingo, 21 de octubre de 2012

Un rechazo injusto al desarrollo de la libre personalidad.


El hombre en un ser de costumbres, cuando está acostumbrado a ver el mundo y la sociedad de la misma forma que la ve desde los primeros momentos de su vida no será fácil para él  recibir después un cambio que recobre mucha trascendencia y se extienda por todo el globo terráqueo con gran vigor.

La vida hace muchos años era muy diferente a la que estamos viviendo hoy en día, se puede decir que en lo atinente a los temas sexuales la situación era mucho más “normal” debido a que las inclinaciones sexuales de las personas de su mismo sexo no se veía en el grado tan alto que hoy todos conocemos, pues la situación era muy rara y los que lo practicaban lo hacían de manera moderada y oculta por miedo al rechazo. Hoy por hoy,  la situación de la diversidad de estas tendencias sexuales es muy conocida y muchos no lo ocultan, el rechazo,  el desprecio y odio por parte de muchas personas es muy notorio y muy grande porque no estaban acostumbrados al ver esta situación tan descontrolada, viendo esta actitud como algo hostil que van en contra de la moral y las buenas costumbres, hoy en día hasta nuestra carta política admite con la inclusión de muchos derechos fundamentales, que la sociedad está cambiando, pero no por ello evolucionando, por lo menos, no en lo que respecta a lo que las leyes naturales dictan. 



Hay que ser consientes  de que estamos en un mundo que a cada momento va en proceso de cambio, el pensamiento cambia, las costumbres cambian, la sociedad cambia y todo lo que se encuentre sobre él e inmerso en él, cambia. La comunidad LGBT es muy reciente, algo que no existía hace muchos años y respecto a ellos muchas cosas han cambiado como sus DDHH (derechos fundamentales) de ahí parte y es la base para que sean respetados como cualquier otro ser humano, les está permitido hacer como a los heterosexuales todo aquello que no está prohibido y también como sujetos de derecho tienen límites para no vulnerar derechos de otros.
La costumbre pues no tiene fuerza contra la ley y menos contra los tratados internacionales, por eso todo aquél que no sea comprensible y entienda esta situación tiene que recobra más fuerza cada día, tiene que acostumbrarse a vivir con ella, porque tampoco puede hacer un acto de rechazo o de discriminación ó si puede, pero la discriminación en muchos países o estados donde vive la democracia ya es castigada.




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